PESCADOS Y CARNES
|
|
|
|
En el capítulo de los pescados, no se puede tomar otra cosa sino la delicada y sabrosa trucha del Tormes, pieza muy solicitada por paladares exigentes. En el capítulo de las carnes la oferta es más amplia: En el capítulo de las carnes la oferta es más amplia; mención especial merece la Carne de Ávila, procedente exclusivamente de la Raza Avileña Negra Ibérica y con múltiples posibilidades de preparación, destacando el famoso chuletón. Los ganaderos de esta raza han mantenido históricamente un sistema de producción extensivo y trashumante, caracterizado por el aprovechamiento de muy diversos recursos naturales y efectuando largos recorridos entre las dehesas de suroeste y las sierras centrales, situadas en Parques Naturales (Sierra de Gredos, Monfragüe...), en entornos de elevada biodiversidad y cuidando al máximo el bienestar animal, condiciones que confieren a la Carne de Ávila una calidad insuperable. La Carne de Ávila es roja, brillante, firme al tacto, de textura fina, sabrosa y tierna. Su Consejo Regulado realiza los más estrictos controles de calidad, comenzando por el nacimiento y la alimentación de los terneros, continuando durante todo el proceso de obtención del producto, desde la ganadería hasta el punto de venta, pasando por cebaderos, mataderos y salas de despiece; lomo en aceite; caldereta de cordero, sobre todo la de Candeleda; cordero y cochinillo asado, que debe degustarse preferentemente en Madrigal de las Altas Torres y sobre todo en Arévalo, villa que, como otras muchas de la geografía española, atrae a tantos viajeros por su oferta gastronómica y por la fama de su buena mesa como por la riqueza histórica y monumental.
|
|
En estas dos últimas especialidades se recomienda que, dadas sus excelencias y para no enturbiar o distraer la atención de las papilas gustativas con otros manjares, tanto el cordero asado como el cochinillo se tomen como mandan los antiguos cánones, es decir, como plato exclusivo y único, acompañados -eso sí- de la consabida e imprescindible ensalada y sin olvidar la grata compañía del pan y de un jarro de vino. Si estamos a punto de decir adiós a la Cuaresma, se recomienda el poco penitencial y típico hornazo, aumentativo que no es otra cosa sino una hogaza de pan llena de diversos y apetitosos ingredientes: lomo, longaniza, huevo cocido y un aderezo de torreznos. No puede dejarse de citar el cocido morañego, que en olla de barro alcanza al fuego su punto de sabor y se nutre de los aterciopelados garbanzos de la tierra, con la sabrosa compañía de algo de repollo, morcillo y tocino.
|
|
Postres... [+] |
|